Bergonzi, Ciao!

Caro maestro,

Presentía tu final. No quise llamarte el 13 de julio, día de tu 90º aniversario, porque ya el año pasado Adele, tu mujer, me había hecho desistir. Me consta que vivías en una silla de ruedas y te imagino en tu casa de Milán, recordando representaciones triunfales.

Desde aquel año 1951 en que te escuché por primera vez en mi vida en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, sustituyendo a Amadeo Berdini en «Un ballo in maschera» hasta la fecha, tuve ocasión de verte en tantos escenarios y de hacerte varias entrevistas.

Conservo una carta en la que me agradecías el reportaje dedicado a «Los mejores tenores del mundo» en el año 1983, en el ya desaparecido diario YA. Y tú ocupabas la portada a todo color. Y conservo también una fotografía en la entrada de tu precioso hotel «I due foscari». Me dicen que ahora está en venta. Peccato!

La foto nos la hizo Blanca Berlín el 31 de octubre de 2000. Acabábamos de realizar un reportaje en Villa Verdi y algo misterioso nos ocurrió. Quizás ahora hayas podido encontrarte con el misterioso personaje de la foto que tanto te asustó cuando te lo mostré. Recuerdo que eras muy supersticioso.

Ciao, Carlo.

Foto | Blanca Berlín

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